Las características intrínsecas del material son un factor determinante en su resistencia ante los esfuerzos. Si un material posee diferentes resistencias a los esfuerzos según la dirección de aplicación de estos se dice que es anisotrópico, si resiste igual sin importar la dirección del esfuerzo, se dice que es isotrópico.
Es importante entonces conocer las condiciones específicas del material (estructuras presentes en el macizo tales como diaclasas, fallas, clivaje, foliación, etc.) para entender las direcciones en las que éste podría tender a fallar más fácilmente (Bursnall et al., 1990).
Otro aspecto importante es el tipo de material (tipo de roca), pues de esto depende también su resistencia ante los esfuerzos.