Para tal fin el geólogo en el campo emplea herramientas tales como el mapa topográfico y/o el GPS para conocer la localización del sitio, un martillo geológico y una lupa con el fin de identificar las rocas aflorantes, una brújula para orientarse y para orientar las estructuras geológicas y herramientas tales como cinta métrica o flexómetro para conocer las dimensiones del afloramiento, de las unidades geológicas y de las estructuras geológicas.
Posteriormente, el geólogo plasmará la información colectada en su informe de campo pero, lo hará principalmente en un mapa denominado mapa geológico (si plasma toda la información geológica: unidades litológicas, estructuras geológicas, datos estructurales, etc.) o mapa estructural (cuando se hace énfasis en las estructuras geológicas). Con base en este mapa y, dependiendo de la información colectada, el geólogo estará en capacidad de ampliar su análisis por medio de la elaboración de perfiles geológicos o estructurales con el fin de intentar entender la geometría de las unidades geológicas y de las estructuras en profundidad.